Programa doble: Tarantino y Rodríguez



En la reseña de Bastardos sin gloria hago alusión al fracaso taquillero llamado Grindhouse donde Tarantino y Rodríguez unieron fuerzas. De esa cinta doble también escribí un texto, publicado en Espacio 4 hace dos años. Fue mi tercera publicación en dicha revista. Quizás nadie en su momento se echó la vuelta al cine para ver las películas. A mí me siguen divirtiendo mucho. La experiencia completa -el programa doble y los avances falsos- no está todavía en DVD como me lo esperaba. Se pueden conseguir las dos películas pero por separado. A Death Proof la bautizaron en México como A prueba de muerte. Va la reseña:

Grindhouse (2007) es una palabra en inglés para denominar a las salas cinematográficas especializadas en la exhibición de filmes de bajísimo presupuesto en doble función con alto contenido de sexo, violencia y palabrejas. Dicho tipo de salas proliferaron cuando los directores Quentin Tarantino y Robert Rodríguez eran adolescentes. El año pasado estos dos realizadores unieron fuerzas para de un solo tiro parodiar y homenajear el concepto con sendas cintas exhibidas en Norteamérica también en doble función: Planet Terror y Death Proof. Se produjo así una de las decepciones taquilleras más grandes de 2007. Quizás por no existir un fenómeno similar a estas salas llamémoslas entonces más familiarmente “cines de permanencia voluntaria”, un fenómeno que de hecho se dio cuando la película de tres horas fue proyectada en Estados Unidos y Canadá, países donde algunos espectadores decidieron salirse después de Planet Terror ignorando que había otro largometraje incluido en el costo de la entrada.
Planet Terror de Robert Rodríguez abre con una secuencia que parecería ya definir su cine voluntariamente churrero: una frondosa bailarina llamada Cherry Darling (Rose McGowan) se contonea al son de una excelente pieza que transmite toda la sordidez y el morbo posibles —tanto Rodríguez como Tarantino se han destacado por la contundencia de la banda sonora de sus películas. Después de llorar al final de su acto, la potable muchacha renuncia al trabajo como bailarina para buscar otros derroteros sin imaginarse que esa noche se enfrentará junto con su antiguo y chaparro novio El Wray (Freddy Rodríguez) a un ejército de zombis. A la pareja se unirán otros héroes típicos en la serie B: el alguacil con mala suerte, el hermano cocinero que nunca quiere ceder sus recetas, una anestesióloga adúltera y un par idéntico de niñeras-lolitas. El extraño fenómeno de la proliferación de zombis parte de una conspiración cuyo origen importa poco ante la sangre, las armas de fuego, las vísceras, las extremidades arrancadas, una que otra castración, innumerables explosiones y hasta una metralleta que sustituye la pierna que a la pobre Cherry Darling le han comido los voraces zombis. Aunque sorprenda, junto con Sin City: La ciudad del pecado (2005) y ya alejado de su visión pasteurizada de nuestro país (excepto durante el final en Tulum), quizás Planet Terror sea de lo menos desechable que ha realizado Rodríguez.
Death Proof de Quentin Tarantino también despliega las mismas preocupaciones de su colega como herencia del cine de serie B en el que los traseros de las mujeres parecían ser el punto de fijación de la cámara. De los zombis pasamos al asesino en serie en busca de jóvenes núbiles con las cuales desahogar su carnívora lujuria. Aunque Tarantino le da la vuelta a la manida fórmula al presentarnos a “Stuntman” Mike (Kurt Russell) quien en lugar de llevar a cabo sus masacres con hachas, cuchillos o sierras eléctricas, lo hace con un auto de doble cinematográfico, un bólido a prueba de muerte —claro, sólo para el conductor, no para las pasajeras. Después de un quizás demasiado extenso preludio que no le viene bien a la cinta de Tarantino —sobre todo, tras el demencial y trepidante planteamiento otorgado por Rodríguez— “Stuntman” Mike asesina a cinco despreocupadas muchachas para luego quedar libre pues detrás de la excusa del accidente oculta sus instintos asesinos. No pasa mucho tiempo antes de que persiga a otro grupo de mujeres entre las que destacan Abernathy (Rosario Dawson) y Zoe (Zoe Bell). No estando ni de lejos a la altura de Pulp Fiction: Tiempos violentos (1994) o Kill Bill: La venganza (2003), Tarantino sí nos regala por lo menos una memorable escena de persecución automotriz.
Vista en su edición completa de tres horas, Grindhouse resulta bastante entretenida. Nada más. Lamentable para la cinta de Tarantino es que, presentada en segundo lugar, resulta por su ritmo mucho menos emocionante y hasta cierto punto aburrida. Seguramente en una segunda revisión resultará más atractiva a causa de la contención y los diálogos tan característicos. Lo loable de Tarantino y Rodríguez en este esfuerzo conjunto es que no esconden sus influencias ni su formación en un cine subterráneo, alejado de Hollywood e incluso contracultural. Ninguno oculta lo que les emociona de una película: la violencia, el sexo, las altisonancias y los traseros de las mujeres. No por nada habrán encontrado su nicho en las salas de cine “grindhouse”. Increíble, sin embargo, que todavía sueñen con ganar un Óscar para ellos o para sus actores cuando con mucha dificultad agradarán a ese oscuro, anónimo y despiadado ente autodenominado Academia.
Mención aparte merece el intermedio del programa doble —tal vez lo más cómico y divertido de la experiencia Grindhouse— compuesto por los geniales avances falsos. Sobre todo, los de Edgar Wright y Eli Roth. En Don’t Wright parodia las cintas de mansiones embrujadas y se llega incluso al absurdo de prohibirle al espectador que respire. En el avance de Thanksgiving el director de Hostal hace referencia directa a Halloween y juega, según sus propias palabras, con la festividad gringa todavía vacante de la lista de aquéllas que ya han sido digeridas por el género del horror. Sin embargo, la experiencia Grindhouse no llegará a México entera tras su fracaso en taquilla en Estados Unidos y Canadá en abril pasado. Los directores y la casa distribuidora han decidido para el mercado internacional exhibir Planet Terror y Death Proof por separado y en ediciones de mayor duración. ¿Será eso verdad o sólo una justificación para encasquetarle al público dos ediciones en DVD? Quién sabe. Además de realizar magníficos churros, los dos amigos cineastas también saben hacer buenos negocios aun cuando no lo parezca.

Grindhouse: Planet Terror y Death Proof (2007). Dirigidas por Robert Rodríguez y Quentin Tarantino. Protagonizadas por Rose McGowan, Freddy Rodríguez, Kurt Russell, Zoe Bell y Rosario Dawson.

Los avances falsos que se exhibían entre una película y otra se pueden encontrar en YouTube. (http://www.youtube.com/watch?v=KmckBc0aG3M) El que más me da risa es el de Thanksgiving de Eli Roth. Curiosamente, el de Machete de ser un avance falso se convirtió en realidad.