Copia más original


Soy cinéfilo, no crítico de cine. Sólo soy un simple cinéfilo con cierta capacidad para dejar asentadas por escrito sus opiniones sobre lo que ha visto. Casi nunca he contado con canonjías ni patrocinios que se traduzcan, por ejemplo, en boletos para entrar al cine. Tampoco me han interesado. Si me hubiera conformado con eso lo habría obtenido en su momento con un poquito de tenacidad. Mejor así. De esta forma si me da la gana tirarle mierda a Cinépolis (o a cualquier otra exhibidora) se la tiro. Tampoco poseería tan mínimo sentido del ridículo como para contaminar con mi voz o con mi imagen algún medio de comunicación de medio pelo, valga la rebuznancia. Soy también voyeur que se respeta como para convertirse en el objeto de otros mirones. No, gracias. Algún resabio de aquel niño exhibicionista, boca-floja y necesitado de atención que era cuando tenía cinco años me habrá quedado como para escribir lo anterior en una bitácora de Internet. Tanta tinta para decir que cuando voy a una sala de cine sólo veo lo que me interesa. Nada más. Y de eso poco. Por la tan dicha como dichosa razón, por considerarme simple cinéfilo y no crítico obligado a repasarse la cartelera entera de la semana, no había visto antes de Copia fiel (Copie conforme, 2010) ninguna película del iraní Abbas Kiarostami.
Quien vea el avance de Copia fiel podría concluir de forma no tan errónea que se trata de una especie de comedia romántica proveniente de Europa. Algo hay de verdad en ese razonamiento. Lo mejor del avance de esta cinta de Kiarostami es que revela apenas la punta del iceberg de este filme romántico sí, aunque nunca falto de neuronas. Todo empieza con un acontecimiento pocas veces retratado en el cine: la presentación de un libro. Estamos en Italia. Más precisamente en la Toscana. Por un lado, está él (William Shimell): un autor inglés de mediana edad e intelectualoide que cuestiona el concepto de la originalidad poniendo incluso por encima de la obra precursora a sus copias. Por el otro, se encuentra ella (Juliette Binoche): una mujer francesa, acompañada de su hijo inquieto, que va a la presentación del libro del escritor para que él le firme varias copias del ensayo. El objetivo de la mujer no se logrará por culpa del adolescente, inmune a la verborrea del autor gracias a su juego electrónico-portátil. Más tarde, el hombre irá a la tienda de la francesa. Juntos en el auto de ella viajarán hacia otra localidad en la misma región. Ahí, a la mitad del filme, Kiarostami da una vuelta de tuerca inusitada la cual inyectará al relato de una sutil ambigüedad llevando incluso la teoría copia-original a los terrenos del amor. No digo más pues hacerlo sería arruinar la experiencia placentera de este inesperado descubrimiento. Lo que sí es que ésta es una película hecha a la medida de una Juliette Binoche multilingüe y no extraña entonces su premio a mejor actriz en la edición 2010 del Festival de Cannes. Copia fiel ya había sido exhibida con la muestra de la Cineteca. Se estrena dentro de la corrida comercial en cines del DF a mediados de mayo.

El avance: http://www.youtube.com/watch?v=q5DhhONxqZQ

Nota al pie: Llegó recién la película del quebequense Denis Villeneuve, Incendies, tanto a los Estados Unidos (en corrida comercial limitada) como a México en el Foro de la Cineteca Nacional. En nuestro país, a pesar de que ya se había montado la obra de teatro original de Wajdi Mouawad con el título Incendios, tradujeron el nombre de la cinta como La mujer que cantaba. En el periódico La Jornada Carlos Bonfil escribió hace algunos días un artículo sobre este filme. Aquí dejo el enlace.