A continuación presento un texto que escribí en 1997, poco después de que la cinta se estrenara. Luego de ver El gran Gatsby, filme del mismo director, debo decir que nada ha cambiado. Ni su cine. Tampoco mi opinión sobre su obra. Para mí las películas de Baz Luhrmann siguen siendo como una patada en los güevos. Va entonces el comentario:
Alégrense, jóvenes
laguneros. La generación X, Y, Z, o como se le quiera denominar, ya puede
agradecerle a Hollywood por acercarlos a uno de los gigantes de la literatura.
México entero le rinde homenaje a Baz Luhrmann, productor, director y adaptador
de la hidrofílica y reciente versión de Romeo + Julieta, por considerarnos en la filmación de esta joya y por tener la
idea de unir los diálogos en inglés antiguo con imágenes plagiadas de una
estulticia llamada MTV.
El argumento es ya bastante conocido. Basta decir que Romeo
es interpretado por Leonardo DeCaprio, actor nominado al Óscar en 1993 por ¿Quién ama a Gilbert Grape?, y Julieta
es encarnada por Claire Danes, joven actriz vista en Mujercitas y en la serie de televisión La vida de Ángela (My So-Called Life). Aunque DeCaprio y Danes prometan mucho, no
opacan el contraste entre lo que se escucha y lo que se ve, entre las
rebuscadas conversaciones y la saturación de imágenes. El mestizaje entre lo
barroco y lo moderno exhibe escenas de vandalismo, noticieros, helicópteros,
altas construcciones, contaminación ambiental (no por nada la filmaron en el
DF), fanatismo religioso y húmedos arrumacos. Fuera de Romeo y Julieta, los
otros personajes parecen sacados de una tira cómica. Capuleto (Paul Sorvino) es
un hombre obeso, borracho y autoritario. Su esposa es una distinguida dama que,
luciendo batas y pelucas, corre y profiere berreos destemplados buscando a su
hija. Fray Lorenzo fue transformado en un sacerdote buena onda (Pete
Postlethwaite) de espalda tatuada y camisas tropicales. Paris (Paul Rudd) es un
mequetrefe homosexualoide al servicio de Capuleto. Teobaldo (John Leguizamo) es
un cholo con finta de mexicano. Y, para acabar de amolarla, Mercucio es un
negro travestido. También se le ocurrió a Luhrmann incluir alusiones gratuitas
a la drogadicción y una secuencia orgiástica después convertida en video
musical. Lo que sí dejó en el limbo fue explicarnos por qué los guardias de
seguridad de los Capuleto dejaron escapar a Romeo, por qué la madre de Julieta
no escuchó el chapuzón cuando el flamante yerno cayó al agua o por qué los
jóvenes amantes de Verona Beach, si eran tan ricos, se juntaban con
pandilleros. Supremas jaladas. Tampoco son apreciables las alteraciones al
texto original en el cual Mercucio no le ofrece esa pastillita psicotrópica,
con un corazón en el centro, a Romeo o donde no se excluye la escena de la
muerte de Paris. El instante más burdo es el final, el doble suicidio de los
amantes, que debió ser lo más estrujante de la cinta. La dulce niña despierta
de su sueño, con una tierna sonrisa mira a su amante y no logra evitar que su
Romeo, ajeno a esta resurrección, se trague el veneno. ¡Qué dolorosa falta de
sincronía!
La nueva versión de Romeo + Julieta, aunque sea preferible a la mediocre El rescate por la novedad de sus imágenes y por no caer en el
tedio, es de las cintas feas y sólo convence al adolescente gringo (o mexicano)
que no ha visto más allá de Beavis y
Butthead -caricaturas consagradas por MTV, donde se burla de sus
televidentes-, que ríe con el humor físico de Jim Carrey y que ansía un Macbeth en manos del grupo Marilyn
Manson donde aparezcan seres andróginos en zancos, rostros deformes, brujas
satánicas en sucios trajes de ballet y un líder fascista cantando "The beautiful people".
—Romeo + Julieta (Romeo + Juliet, 1996)
Dirigida, adaptada y producida por Baz Luhrmann. Protagonizada por Leonardo
DeCaprio, Claire Danes, Paul Sorvino y Pete Postlethwaite.
El avance: http://www.youtube.com/watch?v=6S6IJWilpx4