Cholodenko y una familia de tantas


En la tradición de tragicomedias sobre familias “disfuncionales” (así clasificadas por quienes cándidamente creen que no forman parte de una de ellas) y al estilo de aquella joyita del 2006 titulada Pequeña Miss Sunshine —aunque tal vez exenta de su avasallador encanto— llega con la LII muestra internacional de cine Los niños están bien (The Kids Are All Right, 2010) de la realizadora estadounidense Lisa Cholodenko.
La trama sería la delicia de ínclitos personajes nacionales como el cardenal Norberto Rivera o el conductor Esteban Arce: los hijos adolescentes de dos madres lesbianas deciden averiguar quién fue el donador de semen para que su nacimiento se hiciera realidad y al encontrarlo, al acercarlo a la familia se dan una serie de situaciones que van de lo cómico hasta lo dramático. Nic (Annette Bening) es la principal proveedora del hogar, una doctora exitosa de mediana edad particularmente preocupada y tensa porque la hija, Joni (Mia Wasikowska que por su figura y su fragilidad recuerda a una más joven Gwyneth Paltrow), está a punto de dejar la casa familiar e irse a la universidad. Por otro lado, está Jules (Julianne Moore), supeditada a las decisiones de Nic y quien ha visto sus proyectos de vida sucumbir ya sea por falta de constancia o por cuidar de los niños. Finalmente está Laser (Josh Hutcherson), el hijo menor, que preocupa a sus madres por el tipo de amigos que lo rodean y que es el único interesado en saber quién es su padre (o en este caso su “donador”). Así entrará a la vida familiar Paul (Mark Ruffalo), un soltero algo rebelde, muy despreocupado y hasta ecologista, y lo hará para sin quererlo y a veces queriéndolo descontrolarlo todo.
Mientras la veía me preguntaba cómo envejecerá con los años Los niños están bien. Fue algo similar a lo que me ocurrió con Red social de David Fincher. Ésta, claro, con respecto al fenómeno “Facebook”. A pesar de lo que la directora y su co-guionista Stuart Blumberg hayan declarado en entrevistas, existe una posición ideológica evidente detrás de la trama de la cinta: el que una familia fundada por dos madres lesbianas enfrenta a final de cuentas los mismos problemas que una tradicional (si es que el concepto de familia “tradicional” existe o alguna vez existió). Aunque aparente ser bienintencionada y quizá un poco oportunista, el asunto de la maternidad lesbiana no deja de sentirse como un truco para atraer las miradas (tanto de aprobación como de condena) sobre la cinta. Si sustituimos a Nic por Nicolás, si intercambiamos a la pareja homosexual por una heterosexual sin la capacidad para reproducirse, estaremos ante un largometraje común y corriente sobre relaciones familiares de los que hay al por mayor en el cine estadounidense. Bienaventurado será el día en que una familia como la conformada por Nic y Jules ya no atraiga miradas ni de condena ni de morbo ni de aprobación políticamente correcta. Para colmo, pareciera que la homosexualidad vista por los guionistas resulta ser tan tambaleante como mesa con tres patas rotas pues al sentirse Jules abandonada por Nic buscará una suerte de refugio sexual con Paul lo cual detonará el lado dramático del filme: el de las posibles rupturas. Así, de repente, un personaje que se nos presenta desde el principio como lesbiana, el de Jules, y que cada dos segundos al comienzo le dice “amor”, “cariño” o “corazón” a su co-estrella para que no nos quede a los espectadores ninguna duda de que estas dos actrices heterosexuales se aman en el plano de la ficción; así, de repente, Jules se lanza a encuentros físicos salvajes, torpes y sudorosos con Paul. Total, que algo no embona aquí. Eso sin contar lo apocado y gris que resulta al final el personaje de Laser quien, después de todo, es el que insistió en encontrar al padre biológico. No todo está perdido. Quien sí termina convenciendo y al mismo tiempo conmoviendo es Nic en la piel de una Annette Bening tan buena y experimentada que le otorga a los espectadores un personaje memorable y no despojado de claroscuros. Tal vez esta actuación sea lo que termine compensando la entrada al cine. Merecida entonces su reciente nominación al Globo de Oro que con las otras en las categorías de película de comedia y guión nos demuestran lo liberal y políticamente correcto que anda Hollywood en últimas fechas, abrazando esta película independiente y de tema controversial para los mochos. Sí, Los niños están bien entretiene, nos saca algunas risas y algunas lagrimitas. Pero de seguro sólo dejará huella en quienes tiendan a escandalizarse con una familia tan “disfuncional”, una familia al fin y al cabo como tantas otras. Ni modo. Pequeña Miss Sunshine sigue siendo insuperable.

El avance: http://www.youtube.com/watch?v=bdDSqgZ87fM