De premios absurdos y poca lectura


Ya casi no escribo reseñas de películas que no me gustan. Ésta es la única que he escrito en muchos años. Mientras estuve colaborando en el suplemento la tolvanera me cansé de echarle mierda a muchos bodrios, incluso algunos oscareados. Tanto que ya parecía niñito pataleando. Sin embargo, he aquí la reseña sobre The Reader. Me resistí un buen rato a verla por la temática. Pero como en esa época ganaba bastante dinero y podía ir al cine más de una vez a la semana, aproveché y me metí a ver esto. Como digo en el texto el planteamiento inicial es interesante; pero la segunda parte de la película es de lo más chantajista, moralina y burda. Es una lástima que la Winslet haya ganado el Óscar por esta basura y no por Revolutionary Road (en tierra azteca Sólo un sueño), dirigida por su actual esposo Sam Mendes y por mucho superior a este filme. Pero como digo más adelante a los del Óscar les chifla premiar cintas con la temática del holocausto judío. Además de seguro se sintieron culpables por no haberle dado el premio antes y terminaron otorgándoselo por una actuación menor. Igual le pasó a Penélope Cruz. Va entonces la reseña publicada hace meses en la revista Players of Life:

El premio Óscar de Hollywood posee ya de forma evidente una fuerte debilidad por las historias relacionadas con el holocausto judío. Se le puede lanzar cualquier hueso desabrido a las fauces relacionado con las matanzas perpetradas por los nazis y esta maquinaria bien engrasada por el dinero y la corrección política caerá irremediablemente en la trampa. Triste es, pues, que una actriz como la inglesa Kate Winslet reciba el Óscar por una actuación secundaria y dentro de una película que a final de cuentas resulta bastante mediocre. Ni hablar del otorgado a la española Penélope Cruz por un rol más bien caricaturesco y plagado de estereotipos. Continuando con el caso de Winslet, Una pasión secreta (The Reader, 2008) —cinta por la cual ganó en febrero pasado el Óscar a mejor actriz— comienza prometiéndole al espectador mucho sólo para culminar con la —sí justificada pero igualmente manida— condena al régimen nacional-socialista alemán de Hitler.
Estamos en 1958. Un adolescente de nombre Michael Berg (David Kross) sucumbe vomitando ante el umbral de un edificio de departamentos en Berlín. Una mujer llamada Hanna Schmitz (Winslet) aparece para ayudarlo. Tras recuperarse el muchacho de la fiebre escarlatina, regresa al departamento de Hanna para agradecerle su ayuda con un ramo de flores. Empieza así un idilio iniciático en donde las reglas serán dictadas por quien más experiencia tiene en los terrenos amatorios. La relación sexual siempre estará condicionada por la lectura, una entre muchas excentricidades de la parca mujer. Tan pronto como termine el verano, Hanna desaparecerá dejando un fuerte recuerdo en la mente de Michael. Tras la historia de amor furtivo, pasarán ocho años. El joven, ahora estudiante de derecho y siendo alumno del profesor Rohl (Bruno Ganz), se enfrenta de nuevo con el rostro de aquella mujer, acusada por haber sido celadora en un campo de concentración.
Luego de iniciar con los amantes clandestinos en una trama donde el pudor se libera y el juego erótico tiene como preludio la lectura del joven hacia la mujer, la película se tambalea tan pronto nos absorbe en la ratonera moralista del juicio de Hanna y sucumbe a la par de su vejez con un final en suma simplón donde el joven, siendo ya un hombre de mediana edad (Ralph Fiennes), va en busca de la hija de una sobreviviente del holocausto para reinvidicar de alguna manera la vida de Hanna y para, de paso, desahogarse. Decepciona el director inglés Stephen Daldry luego de trabajos como Billy Elliot (2000) y Las horas (2002) pues Una pasión secreta es una diapositiva más entre las premiadas por el Óscar que caerá en el olvido con el pasar de los años. Preferible hubiera sido concentrarse en la primera parte de la cinta y darle una mayor fuerza al tema de la relación amorosa a través del acto de contar. Recomendable entonces sólo para los fanáticos de Kate Winslet.

Una pasión secreta (The Reader, 2008). Dirigida por Stephen Daldry. Producida por Donna Gigliotti, Anthony Minghella, Redmond Morris y Sydney Pollack. Protagonizada por Ralph Fiennes, David Kross, Kate Winslet y Bruno Ganz.

Gracias al blog del crítico de cine Jozef Siroka de La Presse descubrí que la propia Kate Winslet, antes de recibir el premio, se había burlado del apetito de la Academia Hollywoodense por las películas sobre el holocausto en el programa Extras de Ricky Gervais. El video de la escena está, por supuesto, en YouTube: http://www.youtube.com/watch?v=DPTV8PZo-Tc
La mejor frase: "Oscars coming out of their ass".