Tatuajes en la retina


Y ya que menciono al final del texto anterior a David Cronenberg resucito esta otra reseña publicada en la revista Espacio 4, única ocasión en que me he ocupado de este director. Se verá que el oriundo de Toronto es uno de los cineastas canadienses más reconocidos a nivel mundial:

Producto de la insatisfacción y de la curiosidad —dos sentimientos sumamente humanos— el deseo de trocar el espacio vital rebosa de promesas: las de una existencia mejorada, las de la prosperidad y, en algunos casos más urgentes, las de la simple conservación de la vida. No son pocos los cineastas que trasladan a la pantalla grande los altibajos del fenómeno migratorio. Ni son pocas las historias de terror agazapadas detrás de las muchas tierras prometidas del planeta. Al caso viene el último crédito de un director canadiense que se caracteriza por realizar cortes de bisturí a algunas de las realidades más repugnantes del imaginario cinematográfico. Promesas peligrosas —en su título original Promesas del Este (Eastern Promises, 2007)— es la cinta de más reciente factura de David Cronenberg y la ganadora del premio de la audiencia en el pasado festival de Toronto, su ciudad natal. Dicho crédito también se halló como filme de apertura en el de San Sebastián y hace apenas unas semanas en el FICCO del DF. Por encima de condecoraciones y vítores, en el centro de su trama —abierta en canal con las incisiones este metódico cirujano— reposa el rostro más sangriento de la inmigración. Y a pesar de ello, el realizador no descuida nunca la experiencia de entretenimiento para quien asiste a una función de cine con la única expectativa de pasar un buen rato.
Cronenberg nos sitúa en un barrio londinense —a diferencia de su anterior Una historia de violencia (2005) en la que el escenario era un apacible pueblito de Estados Unidos. Ahí es posible respirar y sentir las oleadas de inmigrantes que arriban buscando la abundancia. Sin embargo, siguiendo también con el realismo inaugurado en sus últimos filmes, el realizador canadiense nos confronta con un argumento plantado en las raíces de la verosimilitud aunque no exento de los excesos del género en el cual se enmarca, excesos que las hábiles manos del cineasta moldean para impregnarlo de su particular sello. Una plática común en una barbería se convierte en ejecución de brutalidad descarnada e imprevisible. Al mismo tiempo, una adolescente embarazada acude a la farmacia ante el peligro de un sangrado. El rojo, entonces, tiñe por entero el inicio de Promesas peligrosas. Estamos ante un thriller y no ante una película de denuncia social.
La joven rusa muere dejando sola en este mundo a su hija recién nacida. Sólo los brazos de la enfermera Anna Khitrova (Naomi Watts), quien trabaja en maternidad, podrán acogerla. Descendiente a su vez de inmigrantes rusos y albergando en su memoria una tragedia que la atormenta, Anna se da a la tarea de descifrar los secretos escondidos dentro del diario de la joven y, de esta manera, comienza a inmiscuirse en los asuntos de la mafia asentada en Londres, la misma que mandó ejecutar al hombre de la barbería. Anna también se encontrará a lo largo de su espinoso periplo con Nikolai Luzhin (Viggo Mortensen en su segundo rol bajo el mando de Cronenberg), chofer de la familia comandada por Semyon (Armin Mueller-Stahl) y amigo íntimo del hijo descarriado, Kirill (Vincent Cassel). Frente a Nikolai, Anna se debate entre la atracción y el asco. Conforme avance el filme, la figura de la heroína salvadora de infantes se va desdibujando frente a la del silencioso y despiadado chofer —más sabueso fiel que ser humano por su ciega disponibilidad para complacer al niño mimado de Semyon. Acercándonos al desenlace, la convencional cinta de mafiosos se vuelca hacia el género de cine negro cuando logremos ver más allá del semblante impasible del personaje magistralmente interpretado por Mortensen, histrión también dispuesto a todo ante el liderazgo de su director, incluso a mostrarse en su mayor estado de vulnerabilidad para filmar en un sauna la escena más violenta del largometraje.
Promesas peligrosas es sin duda una cinta circunscrita dentro de una fórmula convencional: la del thriller cuyo origen de tensión son los conflictos entre las organizaciones criminales. Sin embargo, no deja de poseer un trasfondo con tintes sociales en el fenómeno inmigratorio particular de naciones como Gran Bretaña o Canadá, el de las comunidades que —a diferencia del caso de Estados Unidos cuya cultura pretende absorber de modo carnívoro a las demás— conservan sus costumbres, tanto buenas como malas. Así lo expuso Cronenberg en alguna entrevista durante el festival de Toronto. En este caso, es la mafia rusa asentada en Londres. Tales peculiaridades la hacen también diferente a cualquier otro filme de mafiosos —dígase la referencia obligada de El padrino. Además, partes integrales del estilo Cronenberg se presentan de forma intermitente. El tema obsesivo de la alteración del cuerpo y su decadencia, mucho más oculto y dentro de un tono digerible aunque no menos grotesco se le presenta al espectador tanto en mutilaciones de dedos como en el despliegue de tatuajes cuya importancia para la hermandad Vory V Zakone es relevante pues sólo a través de ellos se puede leer la biografía del amigo o del rival. Por otra parte, la violencia mostrada en la filmografía de Cronenberg nunca es gratuita ni artificiosa. En este crédito se exhibe frente a los ojos del público de forma menos prolongada en contraste con otras contribuciones del director. Si acaso unos minutos. Pero de tal contundencia que dejan un tatuaje en la retina, tan intenso y fresco como los ostentados por Nikolai y los demás integrantes de la cofradía de Vory V Zakone. Aunque Promesas peligrosas no constituya una obra maestra del canadiense, es cierto que resulta una cinta entretenida y colmada de potentes actuaciones donde se teje una trama de interés. El espectador no saldrá decepcionado.

Promesas peligrosas (Eastern Promises, 2007). Dirigida por David Cronenberg. Producida por Paul Webster y Robert Lantos. Protagonizada por Viggo Mortensen, Naomi Watts, Vincent Cassel y Armin Mueller-Stahl.

El avance: http://www.youtube.com/watch?v=iq_M8EOC4zA